Por Jean-Guy Allard
El homenaje a Orlando Bosch, el ex jefe del grupo terrorista CORU, organización responsable de cientos de atentados en en territorio norteamericano como en el exterior, tuvo lugar en un centro subsidiado por la agencia norteamericana de “ayuda al desarrollo internacional”, la USAID.
El Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos (ICCAS), de la Universidad de Miami, bajo subvención del gobierno, concedió una “placa conmemorativa” al terrorista, que recibió el homenaje del “Instituto de la Memoria Histórica Cubana”, en la Sala Olga and Carlos Saladriga de este “instituto” cuyo director, Jaime Suchlicki, es un ex analista de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
El comité organizador del acto títulado “Cuba; guerra de guerrillas” estuvo integrado por el propio padre de la congresista norteamericana Ileana Ros-Lehtinen, Enrique Ros, y varios “militantes anticastristas” que han participado en operaciones contra Cuba organizadas por la CIA durante el periodo de la lucha contra bandidos del Escambray, en los años 60.
Además de Bosch, se “honró” a Francisco Talavera, mercenario de este episodio que dejó decenas de víctimas civiles.
Los muros de la sala donde se efectuó el homenaje a un asesino eran cubiertos de carteles con el nombre del ICCAS y el propio podio donde Bosch balbuceó algunas palabras de agradecimiento llevaba la identificación del organismo en un cartel de tela.
El ICCAS, de Jaime Suchlicki, es subsidiado por la USAID, gracias a la intervención de la congresista Ileana Ros-Lehtinen, que consiguió millones de dólares para este supuesto centro de investigación cuyo “staff” se limita a dos personas.
Ros-Lehtinen se hizo elegir dando su apoyo a Bosch y es una defensora de Luis Posada Carriles y del único terrorista de origen cubano encarcelado en EE.UU., Eduardo Arocena.
Este “instituto”, una dependencia de la Universidad de Miami, alberga el llamado Cuba Transition Project, establecido en el 2002 gracias al financiamiento de la U.S. Agency for International Development (USAID), durante la administración Bush y que sigue recibiendo fondos de Obama.
Con Luis Posada Carriles, el pediatra asesino Orlando Bosch dirigió el complot que llevo a la destrucción del avión de Cubana, en 1976, en Barbados, con la muerte de 73 personas. En junio de ese mismo año, Bosch participó en la creación de la Coordinadora de Organizaciones Terroristas (CORU), en Bonao, República Dominicana.
La CORU congregó a los grupos terroristas Frente de Liberación Nacional De Cuba, Acción Cubana, Movimiento Nacionalista Cubano y Alpha 66, entre otras redes de emigrados extremistas.
La CORU se asoció luego a planes como la operación CONDOR y prestó sus servicios a la CIA en numerosas acciones sucias, tanto en América Latina como en otras partes del mundo.
La apología de Bosch ocurre una semanas después del homenaje fúnebre a uno de sus socios, el terrorista Gustavo “El Cojo” Castillo, donde su colega “El Gancho” Crespo confesó públicamente su participación en múltiples acciones terroristas, reveló un plan de magnicidio contra el líder de la Revolución cubana y lanzó un llamamiento a “terminar la obra”.
Además de Posada Carriles, siguen exhibiéndose hoy en Miami otros terroristas como Félix Rodríguez Mendigutía, quien como agente de la CIA participó en el asesinato del Che; Antonio Veciana, fundador de Alpha 66; Orlando Bosch, cómplice de Posada en la destrucción de un avión civil cubano; Guillermo Novo Sampoll, asociado al asesinato del ex ministro chileno Letelier; Virgilio Paz Romero y Jose Dionisio Suárez, los ejecutores del crimen; Gaspar Jiménez Escobedo, asesino de Artagñan Díaz Díaz; Pedro Remón Rodríguez, asesino de Félix García Rodríguez y Eulalio Negrín, en Nueva York; Jose Basulto y otros más.
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